Nota de trabajo #102: Pruebas PISA: entre la idolatría y la incredulidad

Por Darwin Caraballo

I. Introducción: Un espejo roto para América Latina

En todo el mundo, incluida la República Dominicana desde 2016, los resultados de las pruebas PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes por su sigla en inglés) suelen ocupar titulares cada tres años. En efecto, esta prueba que procura medir cuán preparados están los jóvenes de 15 años escolarizados para desempeñarse en el mundo actual ha sido utilizada – a veces en exceso- como un espejo, proxy en la jerga, de la calidad de los sistemas educativos. Esta suerte de termómetro mundial de la educación ubica a la República Dominicana dentro de un ranking que muchos países han aprendido a temer, celebrar e incluso manipular; como ocurrió en Argentina para las pruebas de 2015, invalidando la medición a nivel nacional y salvándose únicamente el caso de la ciudad de Buenos Aires.

Pero, ¿y si ese espejo estuviera astillado? ¿Y si las imágenes que devuelve no fueran más que reflejos distorsionados de una realidad más compleja?

El estudio Taking PISA Seriously (Akyol, Krishna y Wang, 2018) ofrece una advertencia poderosa en este sentido. Los autores concluyen que cuando las pruebas o exámenes son de bajo riesgo para los estudiantes; es decir que no tienen consecuencias sobre sus calificaciones o futuro académico —como PISA— se pueden estar subestimando gravemente las capacidades de los estudiantes, no por falta de aprendizaje, sino por falta de motivación. Cosa que ocurrió particularmente en República Dominicana para las ediciones 2015 y 2018 de las pruebas

II. Cuando el alumno no se juega nada… y el país se lo juega todo

PISA no define el futuro académico de los estudiantes que toman la prueba. De hecho quienes aplican este test, es un conjunto de estudiantes que tienen entre 15 y 16 años, que asisten a centros educativos públicos y privados del país, independientemente en el grado, curso o nivel en el que estén matriculados. Para ellos, es una prueba sin consecuencias directas en sus calificaciones, rendimiento o expediente académico. Sin embargo, los países y especialmente aquellos con sistemas educativos en desarrollo, se exponen en una suerte de vitrina internacional que suele juzgarlos de forma ligera y en su mayoría superficial sobre la calidad de la educación, del sistema educativo en su conjunto e incluso sobre la idoneidad de las autoridades en ejercicio.

Este desbalance entre los “riesgos” del estudiante y los del gobierno crea según Akyol y colegas configura un escenario paradójico en el cual los alumnos tienen poco incentivo para dar lo mejor de sí, mientras que los gobiernos se sienten evaluados, premiados y/o castigados.

El estudio demuestra que más de la cuarta parte, 26% para ser más exactos, de los estudiantes a nivel global no toman la prueba con seriedad —y en el caso dominicano, la cifra superó en varias ediciones al 50%. ¿Qué consecuencias tiene esto? Rankings poco fiables. Riesgo de políticas educativas sesgadas. Reformas urgentes impulsadas por datos con fisuras.

III. El sesgo del desinterés: Más allá del número

Uno de los aportes metodológicos más valiosos del estudio de Akyol y sus colegas es la incorporación del análisis de tiempos de respuesta y patrones de omisión para identificar a los alumnos que responden sin atención o abandonan la prueba. Gracias al uso de datos de PISA 2015 —versión computarizada—, los autores corrigen estos sesgos mediante imputación múltiple. Como resultado de este ejercicio se redefine por completo las puntuaciones y posiciones de varios países, con algunos mejorando hasta 15 posiciones en el ranking simplemente porque sus estudiantes habrían respondido “seriamente”.

Otro de los hallazgos relevantes del estudio es que los países con estudiantes más desinteresados no necesariamente mejoran más tras la corrección. La República Dominicana, por ejemplo, muestra una mejora leve, porque aunque muchos estudiantes no tomaron en serio la prueba, sus capacidades de base son bajas. En contraste, Rusia muestra avances significativos, porque sus estudiantes desmotivados tienen habilidades elevadas.

IV. Los resultados de la última medición PISA 2022

En la edición de PISA 2022, República Dominicana ocupó las siguientes posiciones entre 81 países participantes:

  • Matemáticas: Puesto 80, con un puntaje promedio de 339.
  • Lectura: Puesto 79, con un puntaje promedio de 351.
  • Ciencias: Puesto 78, con un puntaje promedio de 360.

Estos resultados reflejan una leve mejora respecto a ediciones anteriores, pero el país continúa en las posiciones más bajas entre quienes tomaron la prueba.

V. Lecciones para República Dominicana de cara a la edición PISA 2025

Desde el 21 de abril y hasta el 30 de mayo de 2025, la República Dominicana esta participando en una nueva edición de PISA. Para ello se seleccionarán aleatoriamente más de 7 mil estudiantes de 15 años matriculados en unos 270 centros educativos públicos y privados de todo el país. Esta vez, además de lectura, ciencias y matemáticas, se incorpora la evaluación de competencias digitales y dominio del idioma inglés, un avance significativo en la cobertura de habilidades del siglo XXI y particularmente relevantes para el país. Esta evaluación, está coordinada por el Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa (IDEICE) dependiente del MINERD y auditada de forma independiente por la OCDE.

Los resultados seguramente estén disponible y publicados para diciembre de 2026 y, tanto durante la medición como en el momento de hacerse público, merece la pena extraer algunas lecciones del estudio de Akyol y sus colegas para leer con prudencia y cautela los resultados posibles.

En particular, lo siguiente:

  • No basta con mirar el ranking: Hay que preguntarse cuánto los resultados reflejan realmente la capacidad del sistema educativo dominicano y cuánto están siendo afectados por factores extrínsecos como la motivación del estudiante.
  • La evaluación debe formar parte del ecosistema de aprendizaje: Los estudiantes deben comprender que ser evaluado también es una oportunidad de crecimiento, no solo una carga externa. Esto requiere una transformación cultural y una sensibilización adecuada también para sus familias.
  • Fortalecer la formación del profesorado: Profesores empoderados son el principal vector de movilización estudiantil, incluso en pruebas que no se “juegan” nada. Lo emocional y lo académico no son dimensiones separadas.
  • Diseñar incentivos inteligentes: Sin caer en el castigo o en la competitividad vacía, se pueden diseñar estrategias motivacionales que involucren a estudiantes, docentes y familias en los procesos evaluativos.
  • Los resultados no evalúan gobiernos ni ministros. Los resultados de estas pruebas, aún con todas las posibles distorsiones identificadas por Akyol y sus colegas, es el resultado de la acumulación de un proceso educativo que inició a los 5 o 6 años de edad cuando menos. De modo que la gestión del Gobierno de tuno o del Ministro circunstancial en el cargo inciden mínimamente en lo que son capaces de demostrar los estudiantes, aún los motivados.
  • La medición debe continuar.  Lo más valioso de PISA no es la ubicación en un ranking afectado por múltiples distorsiones. Ni siquiera de los puntajes de una determinada edición. Lo valioso de esta prueba es mantener una rutina de evaluación e interpelar con cuidado y profesionalismo los resultados y los informes rigurosos que la OCDE produce a partir de esta medición. De hecho, nunca deja de sorprenderme como en la mayoría de los países, incluida República Dominicana, la prensa tenía titulares y artículos interpretativos pocos minutos después de publicado los resultados, cuando el informe 2022 se presentó en 5 volúmenes y más de 1850 páginas.

VI. Una mirada de esperanza como legado de Francisco

Estos días que el mundo llora la partida del Papa Francisco, es bueno recordar parte de su legado sobre la educación de nuestros niños, niñas y adolescentes.

Desde su convocatoria al Pacto Educativo Global, en 2019, o en su encíclica Laudato SiSobre el cuidado de la casa común de 2015, el Santo Padre puso en la agenda de toda su Iglesia y del mundo en general la necesidad de un compromiso común y profundo para reimaginar la educación como un pacto entre generaciones, culturas y saberes. Un pacto que no deje a nadie atrás. Un pacto que entienda que formar personas no es acumular información, sino cultivar el corazón, despertar la conciencia, acompañar la libertad.

Evaluar es importante, pero PISA como otras mediciones son justamente esto: medios. No pueden convertirse nunca en fines en si mismos. Tampoco puede ser parte de la política pública mejorar en estas pruebas. Las políticas educativas que necesita la República Dominicana son aquellas que mejoren el ecosistema de aprendizaje conformado por el binomio familia-escuela, para que como consecuencia de este proceso se vea reflejado con total nitidez los resultados como se los quiera medir; también por PISA.

 

Referencias:

Las Notas de Trabajo son instrumentos que utiliza el Equipo Técnico de EDUCA a la hora de investigar sobre un determinado tema vinculado a la educación. Las Notas de Trabajo constituyen insumos fundamentales para posiciones institucionales reflejadas en productos publicables de la institución. Las Notas de Trabajo no necesariamente comprometen la opinión de la institución ni de los miembros de su Junta Directiva.

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