Nota de trabajo #84: REMIX del caso Durruti: ADP sigue apuntándose al pie

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Por Darwin Caraballo

La ADP anunció esta semana una nueva movilización de sus afiliados fijada para un día y horario escolar incumpliendo así, por enésima vez, el único compromiso del Pacto Nacional para la Reforma Educativa que tiene carácter irrenunciable. Como si esto fuera poco, también se está convocando a la realización de asambleas docentes para el viernes 19 de mayo, otra vez en horario escolar, volviendo a interferir con el normal funcionamiento de los cursos. ¿Habrá olvidado la ADP que estampó su firma legitimando y comprometiéndose con en el gran acuerdo nacional por la educación en abril de 2014?

Hace algún tiempo, al respecto de las actitudes incomprensibles del sindicato mayoritario de los educadores dominicanos, escribimos desde EDUCA una Nota de Trabajo que recordaba las lecciones del caso Durruti. Dado los últimos acontecimientos mencionados, este caso vuelve a cobrar vigencia y merece ser presentado una vez más.

Buenaventura Durruti era un destacado dirigente sindical cuando aquel 18 de Julio de 1936 daba inicio la guerra civil española. Durruti, quién también era anarquista, no dudó ni un solo momento en alistarse tras las filas republicanas en defensa de sus ideas y de sus partisanos. Sin embargo, la suerte del sindicalista devenido en soldado no iba durar demasiado. Pocos meses más tarde, el 20 de noviembre de ese mismo año, la muerte lo sorprendería de forma trágica. Así lo reveló su chofer años más tarde cuando confesó: “El compañero Durruti estaba muy enojado con su centurión Bonilla (..) En un momento de la discusión alzó el fusil y golpeó la culata contra el estribo de nuestro coche, sonó un tiro y él cayó redondo al suelo, herido mortalmente”[1].  Así, Durruti moriría un día más tarde, como consecuencia de un tiro que se escapó de la culata de su propia arma.

Esta autolesión provocada por un tiro involuntario en el pie que acabó con la vida de Durruti es, en cierta medida, similar a la que parece propinarse, una y otra vez, la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) y su presidente, nuestro apreciado amigo el Prof. Eduardo Hidalgo. Sobre todo, cuando se anuncian inexplicables posiciones antipáticas para las familias, fundamentalmente aquellas más desfavorecidas,  y que provoca trágicas consecuencias para la suerte del aprendizaje de los estudiantes.

Una vez más, vale la pena recordar que la sociedad dominicana hace un enorme esfuerzo por financiar a la educación pública de niños, niñas y adolescentes. En este año 2023, el presupuesto asignado al MINERD supera los RD$ 275,300 millones. Estos recursos no surgen de la nada. Provienen del esfuerzo de empresas y personas que con esfuerzo pagan sus impuestos, y que el Estado distribuye privilegiando a este sector por sobre otros, por creer en su importancia capital. De hecho, es tal la relevancia que la educación tiene en la Agenda, que la República Dominicana se ha situado como uno de los países que más recursos públicos destina a financiar este sector como porcentaje del gasto público total. Para 2023, este indicador supera el 22.6%[2]

También es sabido que la inversión acumulada desde que comenzó la asignación efectiva del 4% del PIB al MINERD -esa sumatoria supera ya los US$35 mil millones- no se ha traducido en mejores aprendizajes de los estudiantes. Todas las mediciones locales (MINERD), regionales (UNESCO/OREALC) o globales (PISA) coinciden en esta dirección. Mientras tanto, las condiciones laborales de los educadores experimentaron una notable mejoría. Téngase en cuenta que el salario docente para 2022 multiplicó, en términos corrientes, por un factor de 2.11 respecto a 2012, correspondiente al cobrado previo a la entrada en vigor del 4%.

Evolución del salario docente 2012-2022

Fuente: MINERD 2023 (Nota: presupuesto MINERD en millones de pesos).[3]

Interrumpir los procesos formativos tiene enormes costos. La prestigiosa empresa Mckinsey, por ejemplo, ha demostrado cuanto afecta la pérdida de regularidad de asistencia escolar en el deterioro de las competencias de los estudiantes, sobre todo en las áreas de matemáticas y lenguaje.[4]  Esto es particularmente delicado en el calendario escolar vigente 2022-2023, puesto que como resabio de la pandemia, y para volver a la regularidad de los tiempos escolares, éste se redujo a su mínima expresión en décadas; tan solo 179 jornadas de clases.

La situación económica global es turbulenta. Y, aún en el oasis que supone el milagro dominicano, se identifican vulnerabilidades que hacen audibles las voces que cuestionan la legitimidad del 4% y su pertinencia. Nos preguntamos recurrentemente si con posiciones y actitudes como las que ha demostrados por estos días la ADP, no se contribuye a alimentar esas voces críticas que, de ganar adeptos, pudieran provocar consecuencias devastadoras para la suerte de la educación y de la sociedad dominicana. Por eso la ADP haría bien en contemplar las lecciones que deja el caso Durruti. Cuando se dispone de un fusil hay que ser muy cuidadoso con su manejo porque el tiro bien pudiera salir por la culata.

[1] El País de Madrid, 11 de julio de 1993. Véase en: https://elpais.com/diario/1993/07/11/espana/742341609_850215.html

[2] Ministerio de Hacienda, Política Presupuestaria para el Ejercicio Fiscal del año 2023

[3] MINERD 2023, Resumen de Salarios Docentes 1996-2022.

[4] Véase: https://www.mckinsey.com/industries/education/our-insights/covid-19-and-education-the-lingering-effects-of-unfinished-learning

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